miércoles, 26 de noviembre de 2008

Insomnio en un acto


Personajes: yo, mi álter-ego; otra vez yo y así siempre, por la eternidad de las eternidades.


Es una noche cálida, el cielo está nublado pero deja ver la luna que se asoma,

cada tanto, a observar lo absurdo de la discusión.

Estamos en la cima de un cerro, sobre un llano verde y circular,

rodeados de piedras grises con algunos musgos y helechos.

Silencio absoluto, irrumpe el aburrimiento.


- Dame la mano así puedo subir y sentarme ahí.

- Claro, siempre pidiendo algo.

- ¿Ahora con que me vas a salir?

- Nada, pero te la pasas distraída ¿no te das cuenta? Tenes que concentrarte y recordar. Recordar es lo único que importa, sino los recordamos no nos van a decir nada, no los vamos a escuchar.

- Ya sé, pero lo recuerdo todo, ya quiero que llegue, me aburre la espera. Algo tengo que hacer mientras tanto, sino enloquecería.

- Ensayemos, una vez más, dale.

- Pero antojadizamente y desordenado porque tanto orden me da nauseas.

- Da igual, como quieras.

- Semilla, en la semilla se guarda la esencia del fruto que permanece en el árbol que brota de las lágrimas, las ropas deshaciéndose, el viento, el alma, las nubes, el portal, la vida eterna.

- Sí, sí, ahora lo recuerdo mejor, claro, siempre con tus tonterías.

- Así es mejor. No tengo dos katunes aún ¿por qué debería preocuparme?

- No llevará nombre ni adornos pues desnuda será la sabiduría de la Reina Roja.

- Y justo yo tengo que despertarla. Quiero una vida cualunque, dejame en paz, la responsabilidad de trece Baktunes no recae sobre una sola semilla.

- Meditá, es un privilegio, un don, no podés desperdiciar esto.

- Todo el pueblo pasa por el portal, cae la lluvia, las nubes suben y cubren el cielo, la semilla en la tierra se alimenta de la sal de su frente, crecen los árboles y dan frutos, los frutos caen y en la tierra roja la reina tumba aparece, año?

- Ves que te olvidas las cosas, el tiempo tiene que ser el justo, no podes dominar el tiempo sino recordás con perfección cada detalle.

- 1994.

- Un poco más, dale.

- No, todavía puedo regresar para que me lo cuenten una vez más y volver a repetirlo.

Fastidio y consecuente fin del primer acto.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Los manzanos de Balbec


“…ahora (los manzanos) se perdían de vista en plena floración, de un lujo insólito, los pies en el barro y en traje de baile inmaculado, sin tomar precauciones para no macular el más maravilloso raso color rosa que se viera jamás y que brillaba bajo el sol; el lejano horizonte del mar daba a los manzanos como un fondo de estampa japonesa; si levantaba la cabeza para mirar el cielo entre las flores, que dejaban ver su azul ya despejado, casi violento, parecían apartarse para mostrar la profundidad de aquel paraíso.”

Respecto de este pasaje Danto nos dice lo siguiente: Marcel, todo lo ve a través de las metáforas del arte. “Difícilmente alguien que nunca hubiera visto grabados de Hiroshige o una Ascensión de la virgen (…) hubiera podido experimentar los manzanos como él lo hizo.”

De esto se desprende la particularidad de la experiencia estética o de la experiencia interpretativa del mundo. Cada uno puede ver sólo aquello para lo cual está determinado, construido y estructurado.

Si el arte crea mundos, mundos inteligibles guiados por la imaginación, quienes podrán verlos, quienes podrán experimentarlos en su más amplio sentido, quienes dejarían de ser ciegos por un segundo para ver la develación de la verdad en su aspecto de belleza.

Podrán trascender el ámbito de la apariencia y ver la obra como develadora de una verdad sólo aquellos que estén instruidos y puedan eliminar los prejuicios, las determinaciones impuestas.

La poesía de Hölderlin es para Heidegger esa que crea mundos sin las limitaciones de la praxis, no persigue nada eficaz en el orden mundano. La obra de arte en definitiva, es la única que permanece.

Van dos de Hölderlin:

EL CONSENSO PÚBLICO

¿No es más bella la vida de mi corazón
desde que amo? ¿Por qué me distinguíais más
cuando yo era más arrogante y arisco,
más locuaz y más vacío?

¡Ah! La muchedumbre prefiere lo que se cotiza,
las almas serviles sólo respetan lo violento.
Únicamente creen en lo divino
aquellos que también lo son.

Versión de Federico Gorbea

LA DESPEDIDA

¿Queríamos separarnos? ¿Era lo justo y lo sabio?
¿Por qué nos asustaría la decisión como si fuéramos
a cometer un crimen?
¡Ah! poco nos conocemos,
pues un dios manda en nosotros.

¿Traicionar a ese dios? ¿Al que primero nos infundió
el sentido y nos infundió la vida, al animador,
al genio tutelar de nuestro amor?
Eso, eso yo no lo hubiera permitido.

Pero el mundo se inventa otra carencia,
otro deber de honor, otro derecho, y la costumbre
nos va gastando el alma
día tras día disimuladamente.

Bien sabía yo que como el miedo monstruoso y arraigado
separa a los dioses y a los hombres,
el corazón de los amantes, para expiarlo,
debe ofrendar su sangre y perecer.

¡Déjame callar! Y desde ahora, nunca me obligues a
contemplar
este suplicio, así podré marchar en paz
hacia la soledad,
¡y que este adiós aún nos penenezca!

Ofréceme tú misma el cáliz, beba yo tanto
del sagrado filtro, tanto contigo de la poción letea,
que lo olvidemos todo
amor y odio!

Yo partiré. ¡Tal vez dentro de mucho tiempo
vuelva a verte, Diotima! Pero el deseo ya se habrá
desangrado
entonces, y apacibles
como bienaventurados

nos pasearemos, forasteros, el uno cerca al otro
conversando,
divagando, soñando, hasta que este mismo paraje del
adiós
rescate nuestras almas del olvido
y dé calor a nuestro corazón.

Entonces volveré a mirarte sorprendido, escuchando
como otrora
el dulce canto, las voces, los acordes del laúd,
y más allá del arroyo la azucena dorada
exhalará hacia nosotros su fragancia.

Versión de Helena Araújo



viernes, 7 de noviembre de 2008

Sin-nudo

Primera intro posible.

La oscuridad del bosque no me permite ver la causa del espanto. (O tal vez) la impenetrabilidad del bosque me deja inmóvil bajo el claro de un espacio vacío.

La veo sentada en el auto, temblando y pálida, no me ve, no me escucha, no piensa, no siente. Es ahora hija del horror, no es dueña de sí sino esclava de sus pasiones. Prendo la linterna y me acerco, sus ojos están huecos de sentido.

Voy hacia el bosque con las últimas luces que me quedan, allí la causa no aparece.

Traigo hacia el claro lo poco que encuentro entonces la luz me devela la verdad de la desolación. El hielo se esparce y me hace temblar, no puedo controlar el tiritar que me domina.

El resplandor muestra a contraluz la monstruosidad sin parangón. La ira de esas criaturas de hielo emite una vibración aterradora, aparecen por todos lados, inmóviles, con toda su maldad concentrada en cada veta que se refleja.

Un desenlace

Llegó y sintió que algo no andaba bien, fue hasta su cuarto y encontró al dictador observando su obra (la de él). Había despedazado todos sus manuscritos (los de ella), su vida entera estaba hecha trizas y derramada por la habitación.

Comenzaron los gritos, los reclamos, los reproches, los golpes…Él quedó inmóvil bajo la luz que entraba por la cerradura de la puerta que iluminaba su rostro. El silencio reflejaba su belleza.

Regó con sus lágrimas paganas provenientes del infierno todo el cuarto, luego a ella misma y sus papeles rotos. Tuvo en sus manos los narcóticos que le permitían pensar como todos, imaginar como todos, soñar como todos, y los arrojó al fuego.

Primero había sentido la rugosidad de la rueda del encendedor en sus ya débiles manos, luego había oído, (no, mejor no) había escuchado atentamente, el crepitar y la chispa, la vida.

Primero soñó una tarde de verano ardiente bajo el sol de México, luego soñó a las bacantes corriendo por la playa, también soñó cánticos y ditirambos provenientes de las doradas arenas en la que se sumergía, y soñó un mar cristalino que la mecía, por último soñó la eternidad posible de lo efímero.

Laura

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Juegos Surrealistas

Los sueños hipnóticos

Desnos soñando

…” Diciéndonos Crevel que el acto de arañar la mesa podía demostrar el deseo de escribir, se convino que para la próxima vez se pondría un lápiz y un papel delante suyo. Es así, como dos días después, en las circunstancias conocidas, lo vemos escribir delante nuestro, sin mover la cabeza, las palabras 14 de julio- 14 de jul…, recargadas de signos + y de cruces. Fue cuando nos decidimos a interrogarlo:

- ¿qué ve?

-La muerte.

Dibuja una mujer ahorcada al borde del camino.

Escrito: cerca del helecho se van dos… (el resto se pierde fuera del papel). Yo coloco en ese momento la mano sobre su mano izquierda.

Q.- Desnos, es Breton el que está ahí. Dile lo que estás viendo.

D.- El ecuador (dibuja un círculo y un diámetro horizontal).

Q.- ¿Es un viaje que hará Breton?

D.- Sí.

Q.- ¿Será un viaje de negocios?

D.- Dice que no con la mano). Escrito: Nazimova.

Q.- ¿Lo acompañará la mujer en este viaje?

D.- ¿¿¿???

Q.- ¿Irá a encontrarse con Nazimova?

D.- No (subrayado).

Q.- ¿Estará con Nazimova?

D.- ¿?

Q.- ¿Qué más sabes de Breton? Habla.

D.- El barco y la nieve- hay también una linda torre telegráfica- sobre la linda torre hay un joven (ilegible).

Yo retiro mi mano. Eluard coloca la suya en lugar de la mía.

Q.- Es Eluard.

D.- Sí (dibujo).

Q.- ¿Qué sabes sobre él?

D.- Chirico.

Q.- ¿Encontrará dentro de poco a Chirico?

D.- La maravilla de ojos tiernos como una criatura.

Q.- ¿Qué ves de Eluard?

D.- Es azul.

Q.- ¿Por qué es azul?

D.- porque el cielo anida en (una palabra inacabada, indescifrable, toda la frase está tachada con rabia).

Q.- ¿Qué sabes de Péret?

D.- Morirá en un vagón lleno de gente.

Q.- ¿Morirá asesinado?

D.- Sí.

Q.- ¿Quién lo asesinará?

D.- (Dibuja un tren, un hombre cae por la puertezuela) un animal.

Q.- ¿Qué animal?

D.- Una cinta azul mi dulce vagabunda.

Termina el sueño de Desnos. Despertar sobresaltado precedido de gestos violentos.

André Breton

Entrada a los médiums

(Littératura, recogido en los pasos perdidos)