martes, 30 de junio de 2009

martes, 2 de junio de 2009

Proliferación de mundos

Imaginemos por un momento la posibilidad de abstraernos de los principios lógicos que estructuran el mundo empírico. Dejemos de lado el tiempo lineal y el principio de identidad.

Tengamos en cuenta que todo posible, no solo tiende a la existencia, sino que además exige existir.

Somos seres que percibimos el mundo no sólo en su aspecto sensible sino más allá, podemos re-crear y re-combinar en el arte todo tipo de percepción y darle la forma más bella y perfecta desde nuestras limitaciones e imperfecciones.

Los senderos que se bifurcan pueden ser todos perceptibles en un mismo tiempo y lugar con una simple multiplicación del mismo individuo, esto parece absurdo pero sin embargo, en el sueño no es necesario colarse por intersticios temporales para robarle a la realidad una cuota de paz. La lógica que rige en el plano onírico es la que más nos motiva para crear realidades alternativas y mundos paralelos más y menos perfectos que aquellos destinados a soportar el peso de la armonía universal sobre sus hombros.

¿Qué me impide afirmar que el hombre capta la universalidad sin tiempo y espacio en el sueño?

Somos parte constitutiva de un mundo que no alcanzamos a comprender completamente, pero no hay nada que vaya en contra de la especulación de que el hombre es capaz de lograr estados en los cuales puede ver claramente cierta cantidad de mundos posibles en un eterno presente. Aunque no puede elegir el mundo que lo haría más feliz, sí puede verlo.

Incluso pensar contrafácticamente es una manera de replantear lo que ha quedado en potencia.

Todo esto pasa a formar parte de lo narrativo, en el plano de la creación artística se subsanan las carencias y las limitaciones que nos impiden multiplicar nuestro ser.

Barba, Laura