El tiempo es una cuestión que me quita el sueño, más allá de si es una forma de intuición del espíritu humano o producto de alguna experiencia, es, sin duda, algún invento del hombre para justificar su muerte.
El espíritu busca eternamente la verdad pero la verdad no tiene tiempo, o el eternamente es infinito y por ende la búsqueda trasciende el mero cambio material del soporte que contiene las ansias de verdad.
Análisis apofático: El tiempo no es el transcurso entre un tic y un tac, no es el recorrido de la aguja del reloj, no es el cambio entre un estado y otro, no es la luz entrando por la ventana, no es la rana que croa en el estanque, sin embargo no hay nada sin tiempo, las leyes de la física dejarían de funcionar si el tiempo no pudiera siquiera formularse...
El tiempo tiene que ser algo parecido al transcurso entre el cual una identidad perfecta desborda un aspecto de su individualidad, esa individualidad se despliega y vuelve a plegarse en lo indéntico.