martes, 2 de junio de 2009

Proliferación de mundos

Imaginemos por un momento la posibilidad de abstraernos de los principios lógicos que estructuran el mundo empírico. Dejemos de lado el tiempo lineal y el principio de identidad.

Tengamos en cuenta que todo posible, no solo tiende a la existencia, sino que además exige existir.

Somos seres que percibimos el mundo no sólo en su aspecto sensible sino más allá, podemos re-crear y re-combinar en el arte todo tipo de percepción y darle la forma más bella y perfecta desde nuestras limitaciones e imperfecciones.

Los senderos que se bifurcan pueden ser todos perceptibles en un mismo tiempo y lugar con una simple multiplicación del mismo individuo, esto parece absurdo pero sin embargo, en el sueño no es necesario colarse por intersticios temporales para robarle a la realidad una cuota de paz. La lógica que rige en el plano onírico es la que más nos motiva para crear realidades alternativas y mundos paralelos más y menos perfectos que aquellos destinados a soportar el peso de la armonía universal sobre sus hombros.

¿Qué me impide afirmar que el hombre capta la universalidad sin tiempo y espacio en el sueño?

Somos parte constitutiva de un mundo que no alcanzamos a comprender completamente, pero no hay nada que vaya en contra de la especulación de que el hombre es capaz de lograr estados en los cuales puede ver claramente cierta cantidad de mundos posibles en un eterno presente. Aunque no puede elegir el mundo que lo haría más feliz, sí puede verlo.

Incluso pensar contrafácticamente es una manera de replantear lo que ha quedado en potencia.

Todo esto pasa a formar parte de lo narrativo, en el plano de la creación artística se subsanan las carencias y las limitaciones que nos impiden multiplicar nuestro ser.

Barba, Laura

10 comentarios:

Clara Castillo dijo...

Hola! Leí que te interesa saber la visión que tienen los otros sobre el mundo, por lo que te invito a conocer la mía. Hacelo en claratoctoc.blogspot.com
Me quedo chusmeando tu blog, saludos

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Helena, muy buena tu reflexión a partir de Leibniz. Planteaste algo así si ten entendí bien: ¿Por qué quedarnos con "el mejor de los mundos posibles", elegido libremente por la voluntad de Dios, asentada en su sabiduría infinita, si existe alguna posibilidad de percibirlo todo, aunque sea de modo intuitivo (irracional), o a través del mundo de los sueños? El planteamiento es muy bueno para empezar a pensar en esa dirección. De momento, me quedo con el planteamiento...
NO sé si será coincidencia, pero mi última entrada, trata de las posibilidades que nos abren las preguntas, en contra de la única respuesta incompleta que nos ofrecen las preguntas.
Un saludo.

Adriano dijo...

Ché, qué buen texto. Siempre dije que decidí estudiar filosofía para poder comunicarme a partir de escritos como éstos o para poder transmitir y recibir algo que me permitiera comprender el mundo desde estas categorías de análisis que planteás.

Se me imponen unas preguntas a partir de lo que escribiste: ¿por qué el hombre debería entender algo? O mejor, quizás: ¿qué es lo que el hombre debe entender y comprender del mundo?

O sea... yo estoy en la vereda de que el hombre naturalmente tiene la tendencia de querer entender al menos algo, pero si me lo pongo a pensar más detenidamente, noto que al final termina incurriendo en un relativismo. Cada uno crea (y cree) su mundo, y me parece que en estas cosas en que no hay certeza absoluta (a propósito: ¿cuál podría ser una certeza absoluta?) es cuando el hombre se entrega al subjetivismo...

(igual, me gusta el subjetivismo...).

Un abrazo, que andes bien.

Laura dijo...

Rubén, así es, es un primer momento de reflexión para ir dándole forma al estudio de esa proliferación del mundo narrativo y su valor dentro de la vida del hombre.
El mundo de los sueños es disparador de muchos mundos, pero también cada elección que nos hace dejar de lado otras posibilidades son una infinitud de mundos que quedan latentes.
Gracias por tus palabras, pasaré a ver tu última entrada.
Saludos

Laura dijo...

ADRIANO: Yo no podría afirmar que cada uno crea y cree su propio mundo, es posible que podamos construir o nombrar otros mundos a partir de múltiples combinaciones, incluso venciendo la lógica, pero fijate que aunque las vivencias sean diferentes, y un mundo es el del escritor y otro es el del lector, cuando se remite a su propia historia a partir del relato, los factores que entran en juego son siempre similares. Será otro bosque pero está también compuesto por árboles, será otro el ocaso pero suponemos por esto un mismo acontecimiento.
Las certezas supongo que en Leibniz sería las verdades eternas.
Igual no estoy segura de lo que estoy "afirmando" tal vez sólo percibamos ideas y cada una de ellas dependa del perceptor y resulta ser imposible la comunicación y sobre todo el conocimiento.
Besos y abrazos. Te veo

Biblioteca Arturo Marasso dijo...

el desafío no es sólo ir contra un mundo racionalmente aburrido y cuadrado sino llevar ese espacio onirico y literario a la vida, a la cotidianeidad y que de repente el cerebro sea más simplista en su percepción y más profundo en su análisis.

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

No entendí cabalmente cuál es la propuesta. Disculpas.

Laura dijo...

Hola Walter, yo creo que, básicamente, la propuesta sería que el hombre es capaz de captar los mundos posibles antes de que estos se actualicen, pero es una especulación, o hiper-especulación?
Sólo eso...Igual hay de fondo muchas cosas en relación a la analogía que puede haber entre dios y el hombre, si lo entendemos en el sentido en que Leibniz plantea la elección de mundos posibles y esas cositas...
Gracias por pasar. Un abrazo

Rubén Muñoz Martínez dijo...

Hola Helena, espero con ganas tu próximo post. Mientras tanto, me gustaría si te apetece, claro está, que leyerás un post antiguo que tengo, titulado "Sólo para curiosos: Aproximación divulgativa a la Filosofía". Me gustaría conocer tu pensamiento al respecto, y ver así cúal es tu orientación o concepción de la filosofía.

Anónimo dijo...

Pulsos de enigmática ingravidez.