jueves, 19 de febrero de 2009

La hermana (Sándor Márai)

MARAI, SANDOR

El escritor y Z. se encuentran en una extraña ocasión. Influenciado tal vez por las circunstancias Z. le comenta que tiene un manuscrito que quisiera que lea. Pasan varios meses sin que tenga noticias de Z., hasta que se entera por el diario que este ha muerto y le ha dejado un manuscrito.

Este texto incluido en la novela trata sobre las reflexiones de Z. en su estado de enfermedad. “En la cumbre de su fama como pianista, Z. se dirige en tren a Florencia invitado por el gobierno italiano para dar un concierto. Poco antes de cruzar la frontera, se siente indispuesto y, tras su actuación, debe ser ingresado en un hospital florentino aquejado de una rara enfermedad vírica. Allí mientras se debate entre la vida y la muerte, tendrá lugar un diálogo intenso y decisivo con el médico que lo atiende, una indagación sin concesiones sobre el precario equilibrio entre el poder curativo de la ciencia y el espíritu de lucha del paciente. Una noche, presa del delirio causado por la morfina, Z. escucha una voz femenina que le susurra: "no quiero que mueras". Las palabras actúan como un revulsivo que lo llevará a replantearse aspectos fundamentales de su vida.”

Se pueden leer pasajes como el siguiente: Habla el médico luego de haber dicho “hacemos todo lo que…” y se interrumpió en una negación, sabiendo que no era todo. “El todo quizás significa tener un vínculo real y esencial con la vida. Uno de mis profesores (…) dijo una vez en el transcurso de una conferencia que la tuberculosis era una cuestión de carácter. Entonces nos reímos como si hubiera dicho una broma. Ahora que estoy envejeciendo, sé que dijo la verdad. El todo, maestro, es ese extra con que la salud vence a la enfermedad, con el que la actividad vence a la flojera latente en la vida y el universo, el todo es la creación, una corriente profunda que impregna a una persona cuando se encuentra con Eros. (…) Al hablar de Eros, desde luego, no me refiero a la pasión que vulgarmente llamamos erotismo o sensualidad. La sensualidad no es más que una manifestación de Eros. La labor creadora, las artes, la convivencia humana, todo está saturado de Eros…pero no siempre. Y allí donde Eros no se manifiesta, la gente se vuelve sorda e inerte.”

“-O enferma- apostillé sentado en la almohada.”

Las reflexiones rondan entre la vida, el amor, la muerte, el suicidio, la guerra. La vida anterior que sigue su curso mientras Z. enfermo en una sala de hospital es ajeno a todo ello y sólo parece concentrarse en la enfermedad que lo consume física y espiritualmente. Se vuelve apático a todo.

martes, 17 de febrero de 2009