miércoles, 2 de julio de 2008

El Bien, la Libertad y “los otros”


Una de las frases con la que más se ha identificado la idea del Bien, lo bueno o la bondad es la siguiente: “Solamente haciendo el bien se puede ser realmente feliz.”

Se presentan muchas dificultades a la hora de definir qué es el Bien o que entendemos por Bien. Bien puede ser considerado como abreviatura cómoda para designar cualesquiera de los aspectos bajo los cuales han sido dilucidadas las cuestiones de lo bueno o del ser bueno.

La felicidad condicionada por la acción buena merece ser aclarada desde otra afirmación; “La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía.” Vale decir que nos hacemos buenos realizando actos buenos y en la medida que lo logremos seremos felices porque nada nos genera más satisfacción que hacer el Bien por el Bien mismo.

“La idea de felicidad –que es justamente la más importante- ha sido tratada por Leibniz con una profundidad extraordinaria. La felicidad es al hombre lo que la perfección es a los entes. La idea que corresponde a la perfección en las cosas, los entes deben ser perfectos; en el hombre, justamente la perfección es ser feliz. Y esa felicidad radica muy fundamentalmente en el amor. Y el amor -hay una frase suya que me parece extraordinaria-, el amor a Dios, dice Leibniz, debe ser un amor con tendresse y dice además que tiene que tener el ardor combinado con la luz. Ardor y luz, es precisamente una combinación del amor con la razón. A veces se contraponen amor y razón -el amor no es razonable, el amor es ciego..., Ortega opinaba que eso es un error gravísimo; el amor es perspicaz, el amor descubre... las perfecciones del amado, por ejemplo. La perfección humana consiste en amor luminoso, un amor esclarecido, un amor en que se combina la ternura con la razón.”

El amor a Dios nos ilumina, es un amor sumamente racional que nos permite comprender y participar del orden y la armonía existentes en el universo, esto nos facilita conocer o vislumbrar cual es la manera correcta de actuar según su voluntad, si es que nosotros pretendemos actuar según presuponemos que Dios lo haría. “De aquí se sigue claramente que la verdadera piedad, así como la verdadera felicidad, consisten en el amor de Dios, pero un amor ilustrado, cuyo ardor va acompañado de luz.

La felicidad, en definitiva, sería amar a Dios (que solo desea el Bien) y aceptar lo que a uno le toca.

Con respecto al mal se puede decir que las mismas deficiencias que son exclusivas del hombre originan sus inclinaciones al mal, en la medida en que se aleja del bien común y la armonía que pertenecen a la misma divinidad en la cual se encuentra sumergido, comienza a buscar su satisfacción individual y pretende realizar lo que a él sólo parece convenirle. Busca la realización de algo que le complace individualmente y no piensa en el bien de la mayoría, en el bien público. Es justamente el bien público lo que se considera fundamental a la hora de actuar, es en función de este bien que se debe deliberar previamente a cualquier elección. Parecería ser que, aquel hombre que pudiera olvidarse de su propio beneficio para obrar en función del bien para la mayoría sería el más libre de todos, debido a que su actuar estaría en concordancia con Dios, amaría la armonía universal y aceptaría sin sufrimiento lo que le toca vivir.

Vale decir que hay entre Bien, Felicidad, Libertad y bien común una relación intrínseca. Los hombres son libres y tienen una capacidad electiva, la posibilidad de elegir un deseo deliberado, la elección debe contemplar la idea de Bien, no en sentido individual, sino en sentido social, el bien para la comunidad. Debe tenerse en cuenta que el bien que busco para mí no perjudique a otros y de ser posible que persiga un bien que favorezca a la mayoría. Hay en Leibniz particularmente un determinismo metafísico pero hay una libertad moral, el hombre puede elegir el mal, depende de él mismo elegir el bien y en la medida que lo hace es más libre que el resto y se acerca más a la felicidad.

10 comentarios:

BORRELLI dijo...

Hola Lau,
qué bueno leerte de nuevo y aunque sea un poco duro para escribir, intentaré plasmar un pensamiento que tuve mientras leía tu entrada:
Estoy de acuerdo en que hacer el bien es una manera de ser feliz (pero también supongo que no es la única manera de serlo). Por otro lado no me convence del todo el hecho de que se ponga de por medio la felicidad de uno, cuando hablamos del bien... es decir, me estoy preocupando por el bien que hago, o en realidad me preocupo por mi felicidad.
En estos términos, hacer el bien suena como un método terapeutico para no ser infeliz, y volvemos a ser egoístas al estar preocupándonos en nuestros asuntos, cuando hacer el bien, es concentrar la energía en el que lo necesita.
Por otro lado, si es verdad que es la única manera de ser feliz, por qué reina el egoísmo, por qué practicamente nadie opta por hacer el bien. Y por qué a tanta gente que hace daño directamente, no se le quita la mueca de felicidad del rostro?
Un abrazo,
Gus

Adriano dijo...

Realmente te felicito por haber hecho un texto concreto, claro y conciso acerca de la encuesta, que me pareció muy buena, dado que trata de un tema capaz de inducir al debate.

Me gusta tu texto porque no es tan riguroso ni difícil como del ámbito académico, pero tampoco es propio de las conversaciones de café. Tiene algo que, en mi opinión, deberías seguir explotando, y eso es la "universalidad" y calidad con el que fue escrito.

Lo único que tengo es una duda acerca del significado de "tendresse"...

Saludos.

Laura dijo...

Hola Gus, pasé por tu espacio pero no pude dejar nada, tus últimas obras son dignas de reflexión, sobre todo quieto me generó cierta inquietud, ahora paso por ahí nuevamente.
Con respecto a lo que me planteas,es correcto, lo que sucede es que debería entrar en el delicado tema de qué es un medio y qué un fin en sí mismo. Hay bienes que se consideran medios para obtener otras cosas, no sí otros bienes, como la sabiduría, por ejemplo, que se persigue por sí misma. Stuart Mill plantea que los placeres intelectuales como escuchar música son de este tipo porque no persiguen otra finalidad. El tema es muy interesante. Hacer el bien, en definitiva, se elige por sí mismo, no para la felicidad.
Por supuesto todo esto se da en un ámbito teórico, Aristóteles habla de la virtud como un hábito electivo, además contempla la idea de moldear el carácter sólo para hacer el bien, etc...
Leibniz plantea esta postura en relación a otras dificultades, a él se le interpone la problemática divina, cosa que no le sucede a Aristóteles, para Leibniz este es el mejor de los mundos posibles porque es el que Dios decide que sea (determinismo metafísico) pero si hay mal en el mundo entonces ¿Dios así lo quiere? no dice él, el mal es producto del egoísmo del hombre que persigue su propio beneficio en detrimento del bienestar de los demás.
Aquellos que sonríen no serían verdaderamente felices, hacer daño a otro es hacerse daño uno mismo, no se puede construir la verdadera felicidad a costa de la infelicidad de los demás. Por eso me gustó lo de "mueca".
Besotesssssssssssssssssss

Laura dijo...

Hola Adriano, mil gracias, me alegra que te haya gustado, sin duda se aleja de todo lo que venías escribiendo, aunque extraño la oscuridad de la madre sombra, pero me la reservo.
El término por el que me preguntas, según Julián Marías significa ternura, no sé si se le puede dar otro significado.
Espero te sea útil mi reflexión sobre Hegel, ya tengo pesadillas!!!jajaja.
Un abrazo, nos vemos.

Gavriel dijo...

Shalom amiga!

Excelente escrito! No podía ser de otra manera.
No sé que podría opinar fuera de lo filosófico.
Sólo recuerdo este pasaje:
"Conocerán la verdad, y serán libres", pensando en la libertad.
¿Cuál es la verdad? Creo que conocer la manera de hacer el bien, claro, el bien al prójimo.
De esa manera, haciendo el bien a los demás, la réplica del beneficio se da naturalmente.
En fin, creo que al griego le faltaba una clave para que el sentido del bien que creyó encontrar Leibniz se pudiera materializar espiritualmente, y no sólo moralmente.
En fin, mucha tela para cortar y nunca acabar.

Besotones!
Gab

Laura dijo...

Hola Gaby, shalom amigo!!!
Ayer pensaba en vos, justo estaba leyendo un pasaje de Yeshay y te iba a consultar unas cosas.
Me alegra que te haya gustado el post.
Nos vemos, besotes!!!

Adriano dijo...

No estoy tan de acuerdo con Gabrielus; al menos no de manera tan determinante. Yo creo que "la" verdad que él dice es "una de tantas otras que se podrían plantear"; pero está claro que lo digo desde mi punto de vista, en el cual postular "una" verdad, PARA MÍ, es ceder ante un tipo de esclavitud. En ese sentido, no creo que podría haber libertad si se cree en una sola verdad...

Igual, reconozco que es muy discutible esto...

Saludos.

Laura dijo...

Hola Adriano!!!
Tal vez haya muchas verdades, pero te respondo desde Leibniz que es de donde partió el texto.
"Hay dos clasers de verdades; las de razonamiento y las de hechos. Las verdades de razonamiento son necesarias, y su opouesto es imposible, y las de hecho son contingentes y su opuesto es posible. Cuando una verdad es necesaria, se puede hallar su razón por medio del análisis, resolviéndola en IDEAS y VERDADES más simples, hasta llegar a las primitivas."
Monadología Parágrafo 33, Teodicea 170, 174, 189,280-282, 367).
este razonamiento ca llegando a su conclusión en el parágrafo 45 de Monadología y afirma que Dios (o el Ser Necesario) tiene la razón de su exitencia en sí mismo, argumneto que fue probado por la realidad de las verdades eternas.
Hay un única verdad Dios es un ser necesario del cual todo se desprende, sin dios no hay nada. Al menos así parece siguiendo a Leibniz. supongo que se debe ver mejor en San Anselmo o algún medieval.
La prueva de Leibniz es semejante a la de San Agustín.
Por supuesto que hay más verdades, pero no son necesarias.
Besotesssssssssssssssssss

Laura dijo...

Uf!!! qué de errores que tuve, jajaja!!!
Perdón! espero que se pueda leer igual.

Adriano dijo...

...Buen punto, además muy detallado, con citas y todos, a pezar de los herrores, ja.

Es cierto eso de las verdades necesarias, me acordé de ellas cuando las estabas exponiendo...De las verdades necesarias y contingentes, claro.

Antes, me había puesto a pensar en lo siguiente, y que fue el punto desde donde partí para dejarte el anterior comentario: como creyente en Dios, te diré que a su famosa afirmación "yo soy el camino, la verdad y la vida", yo le interpreto como que sí para el caso de quienes tenemos al mismo Dios; es decir, que ese Dios que dice eso para mí es "mi camino, mi verdad y mi vida" (y cuando digo estoy dentro del ámbito de la fe, no del fundamentalismo acérrimo...)...Es decir, admito que haya personas que puedan pensar otros dioses, otros caminos, otras verdades y otras vidas.

No sé si tiene mucho que ver esto que digo con el contenido del blog, pero bueno...Sirve para el debate y seguir pensándolo un poco más.

Suerte.

Gracias por responder a mi inquietud.